Nos llevó unos días decidir si nos quedábamos con la primera casa que habíamos visto. En condiciones normales, nos gusta tomarnos nuestro tiempo y meditar las decisiones importantes, pero aquí todo cobra otra dimensión completamente diferente, y el "tiempo es dinero". El hotel cuesta dinero, y el coche de alquiler, más!! Así que, prioridad número dos: comprar un coche.
El sábado Juan David nos acompaña al concesionario de coches con el que trabaja VIF. La verdad es que somos un poco reticentes a comprarles el coche a ellos, pero para opinar, hay que conocer. Nuestra primera idea era comprar una berlina, los niños ya son mayores y tampoco necesitamos un coche gigante, y las berlinas aquí tienen un maletero gigante. El señor del concesionario me mira con cara de "señora, usted está loca!!! Cómo va a meter a sus tres criaturas en una berlina?? al menos una MINI VAN". Pero yo lo tengo clarísimo. "Una berlina". Pues nada, no hay berlinas para nosotros. Y es que la mayoría de los coches de este tipo están hechos para que viajen cuatro personas, y el asiento del centro tiene un reposabrazos que sale del propio asiento, con lo cual, el niño que va sentado en el centro se va clavando dicho reposabrazos, lo cual no es nada cómodo.
Pues nada, al final el señor tenía razón y nos va a traer una Mini Van que tienen para limpiar y preparar. Pero hasta el martes no podrá ser. Y el martes yo estoy en la orientación... en fin, ya veremos cómo lo arreglamos!!
Como ya os hemos contado, no queremos quedarnos sólo con esta visita, así que intentamos un par de opciones o tres más, pero no dan resultado.
El domingo a las 7 de la tarde César y los niños me acompañan al hotel. Ha llegado la hora de separarnos por unos días. Comienza la orientación de VIF. De lunes a miércoles, sin descanso, desde muy temprano por la mañana hasta las 5 de la tarde (aproximadamente). Muchas horas de información súper importante: coche (compra, seguro, circulación, multas... y, para terminar, clase práctica), seguro médico, impuestos, classroom management (algo así como organización del aula y de las rutinas escolares), programas de inmersión, diferencias culturales... y seguro que me dejo algo. Por supuesto, todo en inglés. Demasiada información en tan poco tiempo... este curso debería durar, al menos, cinco días!!!
Suerte que el grupo es una maravilla. Somo 7 chicas, y cada una de una nacionalidad diferente: Costa Rica, Méjico, Francia, China, Jamaica, Chile y España. Edades, historias y circunstancias muy diferentes, pero algo en común: todas estamos aquí para dar lo mejor de nosotras haciendo de embajadoras de nuestros países y nuestras culturas, y, cómo no, para aprender todo lo que podamos.
Nervios, risas, y cansancio... pero muuuuchas risas!!! Aunque sólo en los momentos libres.
Una vez terminadas las sesiones de trabajo, nos llevaban a cenar fuera, cada día a un sitio diferente. Y la última noche, como no había fiesta de graduación, pues nos la montamos en una habitación. La verdad, parecíamos adolescentes en su primer viaje de fin de curso: lo que puede dar de sí una cámara de fotos!!!
Mientras yo estaba en el hotel, César y los niños se encargaban de hacer gestiones y viajecitos: papeleos del colegio de los niños, concertar la prueba de nivel de inglés que necesitan para ver si necesitan apoyo de ESL (English as Second Language, en castellano: las clases de apoyo de inglés que dan a todos los niños que no llegan a unos niveles mínimos de inglés), el coche, y el alquiler de la casa. Algunos de estos papeleos se complican un poco, ya que, al ser yo la que trabaja, y la que de momento, tiene un visado para vivir aquí, soy yo la que tiene que figurar en todo. Con lo cual, César tiene que venir todos los días a traer o llevar algún papel para que yo firme. La verdad es que, los pobres, se pasan el día de acá para allá haciendo gestiones, porque, además, "nuestro hotel de campaña" no está cerca de ningún sitio.
Pero bueno, César siempre encuentra algún rato para hacer cosas que a los niños les gustan, y les lleva a visitar algunos parques que yo aún no conozco.
Las visitas al hotel también tienen su parte positiva, aunque alguno que otro se va llorando algún día. "Venga, cariño, ya queda menos. Dentro de poco salgo de aquí y no nos volvemos a separar!!".
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Este hotel sí que es chulo!!! |
El jueves, por fin!!! soy libre!!! César y los niños me esperan en el concesionario (VIF me lleva hasta allí) con el coche casi puesto. A los niños les ha encantado y a César le parece que está bien. "Pues hala, ya está, si a todos os parece bien... ¿dónde hay que firmar?". Es más grande de lo que queríamos, cuesta más de lo que estaba presupuestado, pero esto es lo que hay. Esto, o seguir regalando nuestro dinero a los del alquiler de coches, que nos cobran una aunténtica burrada por cada día de alquiler. Más bien, por el seguro de cada día de alquiler.
Vámonos de aquí ya. Yo, con mi chófer (y no es broma) al Distrito (algo así como las oficinas de la Consejería de Educación) a firmar mi contrato, y César con los niños, a hacerles la prueba de inglés. Nos veremos en el Distrito cuando terminen para ir todos juntos al Open House del colegio.